23/10/10

Capítulo 167:

Capítulo 167:
Me llamo Pedro y tengo 22 años.
Por lo que estamos todos.
¿Qué me llevó? No se, decime vos.
No soy ningún drogadicto.
No, negarlo no es ninguna prueba.
¿Qué veo?
Anda a la mierda.


Podría estar con cualquier persona ahora, ya, en este mismo momento, pero igual me sentiría solo.
Podría haberme dormido con cualquier mujer. Podría haber tenido un romántico episodio telenovelesco en donde el beso con cualquiera de las muchas actrices es interrumpido. Podría no haber recordado el pasado cuando la mujer cualquiera acariciaba mi cuello. ¿Podría no?

Sin embargo no. Sin embargo no pude, y sin embargo no era cualquiera. Era esa mujer que me quitaba el sueño. La madre de mi hijo, mi casi esposa, la mujer que solo estuvo a mi lado dos años de mi vida, pero la mujer de quien más me enamore.
Fue instantáneo, abrió la puerta y supo qué hacer, me abrazó y dejo que yo llorara. Era muy temprano y por eso me ofreció su cama para dormir. Dijo que no piense en el trabajo, que no piense en Eugenia, que ella se iba a ocupar. Que después de todo lo que me había hecho tenía una enorme deuda conmigo. Llamo al celular de Martina pero no contesto. Le dejo un mensaje y después llamo a Eugenia. Le explico absolutamente todo, cada detalle, cada ínfima situación. Ella entendió y aviso que ese día se ocuparía de mi hija. Mientras ella “discutía” con mi hermana yo estaba en su cama escuchándola hablar desde el living. Gire y deje de ver el techo, me quede de costado escuche un “chau chau” y entro a la habitación.
Me miro con una mezcla de preocupación y ternura. Sé que se preguntaba por qué lo hacía, aunque sabía la respuesta. Se preguntaba por qué yo estaba en su cuarto, cuando en el de alado estaba su hijo, nuestro hijo, mejor dicho. Pero dejo de pensar y actuó como ella nunca lo hace: impulsivamente. Solo vino y se acosto conmigo. Se quedo sentada sobre el respaldo y acarició mi pelo durante 10 minutos de absoluto silencio. Absoluto, confuso e incomodo silencio.
Lo rompí.
Pedri: ¿Por qué haces esto?
Tardo en contestar.
Lali: Porque te lo debo.
Pedri: ¿Solo por eso?
Y no me contestó.

¿Por qué nos miramos tan cerca? ¿Por qué sin darme cuenta ella estaba abajo mío, mirándome con sus ojos brillosos, sin entender nada; como yo? ¿Por qué baje tanto mi cabeza? ¿Por qué casi la beso? ¿Por qué sonó su celular? ¿Por qué? ¿Por qué si quiero tanto a Ana, y le tengo tanta bronca a ella? ¿Por qué si no la amo?

Contesto el teléfono. Era Martina. Ella le explico porque yo no iba al trabajo ese día, corto, se levanto, y me ofreció un té. Le dije que no se volvió a acostar y dormimos hasta las doce.
Nos despertó el nene.

Me llamo Pedro y tengo 22 años.
¿Por qué estás aca Pedro?
Por lo que estamos todos.
¿Qué te llevo a la droga?
¿Qué me llevó? No se, decime vos.
¿Sabes para que estas aca, no?
No soy ningún drogadicto.
Negarlo es una prueba.
No, negarlo no es ningúna prueba.
¿Ves pedro? Seguis negando
¿Qué veo?
Que seguís negando.
Anda a la mierda.

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